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Cómo cuidar su jardín

Tienes un jardín. Te encanta. Te alegra participar en el proceso de mantenimiento de tu espacio verde. Pero, ¿no tienes tiempo para todos los detalles? No te preocupes: no eres el único que no sabe cómo cuidar su propio jardín. De hecho, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), hay más de 470 millones de estadounidenses que no poseen un espacio verde, y esa cifra se eleva a más de 850 millones en Europa y Asia. Afortunadamente, hay muchas formas de mantener el jardín sano y feliz sin gastarse una fortuna en productos químicos, plantas y dispositivos de riego. Aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre consejos para cuidar tu jardín.

Planifica tu día la noche anterior

Antes de empezar el día, debes planificarlo y organizarlo. Puedes utilizar una aplicación como Google Calendar o tu calendario habitual. Si utilizas Google Calendar, planifica con antelación tu hora de levantarte (6:30-7:30 de la mañana) y tus tareas diarias. También puedes utilizar el programa para establecer un calendario semanal. Si utilizas tu calendario habitual, planifica tu día anotando tus actividades, lo que te facilitará el seguimiento. También puedes utilizar un bolígrafo para anotar las actividades del día.

Haz tu abono soiluble

Si tu jardín no necesita mucho cariño, puedes sentir la tentación de añadirle regularmente un poco de abono soluble. Sin embargo, es probable que demasiado de esto deshaga tu suelo y lo haga más propenso a deteriorarse. Como con la mayoría de las cosas, puedes evitar la aplicación excesiva asegurándote de que tu jardín se encuentra en un buen estado de crecimiento saludable de forma constante. Lo ideal es que su jardinero aplique el abono cuando la tierra esté muy húmeda, de modo que no suponga un problema para el crecimiento de sus plantas. Sin embargo, en caso de que no sea así, deberías ser capaz de mantener tu jardín feliz y sano por ti mismo.

Frote las hojas cada dos días

En algún momento de tu día, es probable que te encuentres con una planta que necesita algunos cuidados. Si se trata de tus espinacas, deberías ser capaz de limpiarlas con un poco de fregado. Sin embargo, como con casi cualquier flor, debes tener cuidado de no dañar las hojas al mismo tiempo. Si no consigues limpiar las hojas, prueba a frotarlas con un cepillo de jardín. Sin embargo, esto sólo debe hacerse cuando las hojas estén en mal estado.

Las camas de agua son estupendas para las plantas

Un jardín bien regado es una gran fuente de vitaminas y minerales. Los lechos de agua pueden utilizarse para fertilizar el césped, proporcionar una fuente de humedad necesaria para las plantas e incluso sustituir a los caminos de tierra cuando ha habido un accidente y el suelo está polvoriento. Aunque los lechos de agua suelen aplicarse en una capa profunda, también puedes regar tus plantas en pleno día.

Mantén un humidificador encendido todo el día

Mantenga también un humidificador encendido durante todo el día. Es una gran idea tener uno en la encimera o en el escritorio para que tengas algo con lo que absorber el sudor extra de tu cara o de tu cuerpo a medida que avanzas durante el día. Si tienes que permanecer sentado en silencio durante demasiado tiempo, la humedad puede acumularse en tus oídos y ojos y hacer que se vuelvan borrosos. Asegúrate también de tener encendido un humidificador durante la temporada de cultivo, ya que te ayudará a mantener el aire interior limpio y libre de toxinas.

No riegue en exceso su jardín

Regar en exceso las plantas puede ser más perjudicial que beneficioso. El riego excesivo también agota los nutrientes del suelo. Esto, a su vez, provoca plantas más débiles y sucias y bayas menos nutritivas. Es una buena idea mantener el riego al mínimo, pero sin dejar de tener algunos charcos de agua alrededor para los árboles y arbustos.

Abona regularmente con algo como fosfatos o perclorato potásico.

Si quieres que tu jardinería siga un ritmo normal, es esencial que abones la tierra con regularidad. No importa lo cuidadoso que seas: si la tierra no recibe la cantidad adecuada de nutrientes, se pudrirá. Abonar la tierra es fácil, rápido y barato. Utiliza un abono orgánico básico, como salvado de trigo o canola, cuando la tierra esté relativamente seca. Cuando la tierra esté húmeda, añade más materia orgánica, como trébol o lechuga. Si quieres mantener tu huerto sano, añade más nutrientes alimenticios como nitrógeno, potasio y vitamina C según sea necesario.

Protege tu suelo de la erosión y los hongos

El aumento de los niveles de agua en el suelo, especialmente en suelos sin restaurar, puede provocar erosión y podredumbre. Evítalo utilizando un abono de alto nivel con un nutriente natural como el perclorato, el nitrato sódico o el nitrato potásico. Combínelo con un contenedor hermético bien cerrado y tendrá un sistema para gestionar inundaciones de moderadas a fuertes. También puede utilizar un nutriente biológico como vitaminas o componentes alimenticios de plantas orgánicas.

Guarda con cuidado los productos no utilizados en un recipiente hermético.

Si crees que un producto que no utilizas ha acumulado polvo en tu jardín, tienes que sacarlo. Puede guardarlo de cualquier forma: en una botella de cristal, en una bolsa para flores o en una bolsa de plástico. Así evitarás que las termitas, los termiteros u otros insectos dañinos se coman tus plantas. También pueden contaminar el agua y el suelo, además de dañar las plantas.

Conclusión

Tu jardín lo es todo para ti. Es lo que te hace feliz, lo que te ayuda a estar a gusto con tu familia y lo que da forma a tu espacio. La cuestión es cómo mantenerlo sano y feliz. Cuidar el jardín es como mantener la casa. Si no lo haces bien, tu casa se pudrirá. Si no te cortas las uñas, tus hojas de samba serán más largas de lo normal y tus tomates estarán en su peor momento. Así que debes asegurarte de llevar las uñas bien cortadas, regar las plantas con regularidad y abonar la tierra con buenos nutrientes. Si tienes un patio trasero ajetreado, no te preocupes: aún estás a tiempo de convertirlo en un espacio saludable. Lo único que tienes que hacer es planificar el día la noche anterior y regar la tierra, fregar las hojas y regar las flores, y sustituir los caminos de tierra que hayan sido removidos por un espacio ajardinado debidamente preparado. Después, ¡no hay nada mejor que tener un jardín feliz y sano!

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